El complejo arqueológico Mateo Salado está ubicado en el Cercado de Lima, colindante con los distritos de Pueblo Libre y Breña. Cubre una extensión de 16.4 hectáreas, divididas en tres sectores que se encuentran rodeados por urbanizaciones modernas. Originalmente, fue un centro administrativo - ceremonial construido por los Ichma (1100 – 1450 d.C.) y reocupado por los Incas (1450 – 1532 d.C.). Recibe su nombre del francés Matheus Salade, quien el siglo XVI llegó desde Europa y residió como un ermitaño en el complejo arqueológico. Fue acusado de hereje luterano por la Santa Inquisición, siendo condenado a muerte y ejecutado en la hoguera en 1573.
El Ministerio de Cultura inicia la recuperación del complejo arqueológico Mateo Salado en el año 2007. A partir de esa fecha y hasta el año 2013, se intervinieron tres de sus cinco pirámides, mediante labores de investigación, conservación-restauración y habilitación para visitas. Con ello se ha logrado poner en valor un 35% del área total del complejo arqueológico. Las investigaciones vienen esclareciendo las particularidades de la sociedad Ichma en el valle bajo del Rímac y su transformación con la presencia inca. La conservación se ha orientado al análisis, desarrollo y aplicación de técnicas propias para la solución del deterioro de las estructuras arquitectónicas. La restauración ha buscado dar al visitante una lectura del sitio que resulte comprensible, disfrutable y científicamente fundamentada; observando criterios de autenticidad y mínima intervención. La habilitación para visitas permite un recorrido por el interior de las pirámides lo que deviene en una mayor compenetración del visitante con el monumento.
Desde el año 2010 se realiza un programa de gestión hacia la comunidad que ofrece constantemente actividades artísticas, culturales y educativas de ingreso libre, con el apoyo de distintos promotores y asociaciones culturales de Lima. Se busca así incentivar la apropiación social del monumento por parte de la población, e impulsar valores y experiencias que fortalezcan la ciudadanía como condición para lograr un desarrollo local sostenible.
A partir de marzo de 2014, Mateo Salado abrió sus puertas al público, atendiendo a los visitantes de miércoles a domingo de 9 am a 4 pm.
Desde el año 2016, el Qhapaq Ñan – Sede Nacional se hace cargo de la investigación, conservación y puesta en uso social del complejo arqueológico, a través del Proyecto Integral Mateo Salado; esto debido a que Mateo Salado “es parte integrante del Qhapaq Ñan, por haber estado asociado directamente con el Gran Camino Principal Andino” (Resolución Directoral Nacional 1255-2009/INC). En este sentido, un camino amurallado derivado del tramo longitudinal costero del Qhapaq Ñan, y que provenía desde la Costa Norte, ingresaba a Mateo Salado para desde allí enrumbar a Maranga, Armatambo y Pachacamac. Un segmento de dicho camino se observa hoy adyacente al frontis Oeste de la Pirámide A.
Asimismo, Mateo Salado está constituido por cinco pirámides escalonadas truncas y otras estructuras menores, todas ellas construidas en tapia. Estas son:
Pirámide A: Es la pirámide mayor del complejo arqueológico Mateo Salado y habría sido su templo principal. Mide 150 metros de largo (norte-sur), 182 metros de ancho (este-oeste) y alcanza 18 metros de altura. Su entrada principal se encuentra en el frontis norte, a la que llega una rampa o escalera que permitía subir desde la extensa plaza principal del sitio. En la cima se observan una serie de amplios patios, caracterizados por tener, en dos de sus lados, escalinatas que ascendían a plataformas.
Pirámide B: Es la segunda en tamaño del complejo arqueológico e, hipotéticamente, pudo haber sido el palacio principal de este. Se trata de un conjunto integrado por un edificio mayor (el sector A) y otro menor (sector B) entre los cuales hay una serie de recintos a desnivel (sector C) y extensos patios en el extremo norte (sector D). Mide 138 metros de largo por 146 metros de ancho, con una elevación de 12 metros en el sector A. Posee estructuras y espacios sumamente particulares, como una gran escalinata monumental, una plaza con una suerte de trono (al que denominamos “podio de control”) y un recinto con un pozo ceremonial para rituales de libación.
Pirámide C: Presenta una planta cuadrangular de 90 metros por lado y alcanza los 9 metros de altura. Todavía no ha sido sujeta a excavaciones arqueológicas, por lo que no puede determinarse su función. Al igual que la pirámide A, esta pirámide tiene una serie de grandes recintos que ascienden escalonadamente de norte a sur. De este modo, el edificio se orienta hacia los cerros del lado norte de Lima, como también ocurre con la mayor parte de sectores de la Pirámide B.
Pirámide D: Mide 92 metros de largo por 80 de ancho y unos 7 metros de alto. Es una de las dos pirámides extramuros de Mateo Salado, pero se desconoce su función ya que aún no ha sido sujeta a excavaciones arqueológicas. A diferencia de las pirámides intramuros, que dan frente a los cerros al norte de Lima, la pirámide D y la pirámide E se orientan hacia el mar.
Pirámide E: Tiene una planta cuadrangular de unos 50 metros de lado y llega a los 7 metros de alto. Es la segunda pirámide extramuros de Mateo Salado y, al igual que la D, se orienta en dirección al mar. Habría sido un pequeño templo Ichma durante fines del Intermedio Tardío, que fue luego reutilizado como un cementerio Ichma-Inca. Se ha recuperado restos de 53 entierros de este último periodo, de los cuales sólo nueve se habían salvado de ser huaqueados. Entre estos destaca un gran fardo con falsa cabeza. Ya a fines del siglo XIX, en esta misma pirámide fue enterrado un individuo siguiendo rituales mortuorios típicos de los inmigrantes chinos que trabajaban entonces en las haciendas de la costa peruana.
Amurallamiento: Un recinto amurallado encerró a las pirámides A, B y C; preservándose todavía tramos discontinuos de los lados este, sur y oeste del mismo. El del lado sur es llamado “Muralla Occidental de Mateo Salado” y a él se adosa el camino amurallado descrito antes. Ha sido excavada hasta sus cimientos, lo que permite apreciar sus impresionantes dimensiones: 5.2 metros de altura, por un ancho de 1.4 metros en la cabecera y 2.6 metros en la base. Del segundo, sólo se conserva un pequeño tramo a la altura de la cuadra once de la avenida Mariano Cornejo. El último recibe la denominación de “Muralla Oriental de Mateo Salado”, extendiéndose una distancia de 62 metros y alcanzado una altura de 4.5 con 0.4 metros de ancho en la cabecera y 0.8 metros en la base. Estas murallas tienen así perfiles trapezoidales que las hacen mantener su estabilidad pese a los siglos transcurridos desde su construcción.
Camino amurallado: Se extiende de noreste a suroeste por la parte baja occidental de la Pirámide A. Consta de dos muros que corren paralelamente, los cuales miden hasta 5.5 metros de altura. Entre ellos corre una calzada de un ancho de 3.5 metros en promedio. Aparentemente, este camino tuvo ramales menores que ingresaban a los edificios de Mateo Salado, como uno que se derivaba hacia el este en dirección a la Pirámide B. Según Pedro Villar Córdova (1942), el camino amurallado de Mateo Salado habría llegado hasta la actual Av. Mariano Cornejo, en donde giraba al oeste para dirigirse a Maranga.