Entrevista a Rebeca Ráez

¿Cómo ha influido tu experiencia como actriz en el estudio de la cultura peruana?   
Vengo de una familia de teatro. Mi casa era un teatro. Toda mi vida he estado asociada a ese mundo. Pero cuando ingresé a la universidad a los 16 años me incliné por estudiar Historia del Arte. Y eso me hizo acercarme mucho al arte ya que tuve la suerte de tener grandes profesores expertos en cultura peruana.  

¿Cómo te acercaste de nuevo al teatro?
Luego fui a Holanda a estudiar Arte Contemporáneo y ahí a través del arte visual me acerqué al teatro nuevamente. En Francia estudié Gestión y Políticas Culturales. Y ello me permitió ver al teatro como una herramienta y no solo como un objetivo. Es decir, cómo el teatro te puede ayudar a encontrar nuevos espacios en la cultura y articularla. Así fui Integrando proyectos a otras formas de cultura. 
 

Tu primera obra de este tipo fue “La Dama de Cao”…
Cuando regresé presenté la obra “La Dama de Cao” y ahí logré integrar la cultura peruana al teatro. Trabajar en este tipo de obras implica un arduo trabajo de investigación en el cual te involucras con antropólogos, arqueólogos e historiadores. La presencia de la mujer en la cultura prehispánica es un tema muy presente en mis obras. A partir del 2013 con la “Dama de Cao” empecé a investigar el tema de género en la época prehispánica.

¿Cómo fue la experiencia de montaje de la obra “Hijas de la Luna, Hijos del Sol” en Huaycán de Cieneguilla? 
El proyecto en Huaycán de Cieneguilla fue muy especial ya que en este sitio existían ya varios proyectos como Vigías del Patrimonio en donde se involucra a la población para que participen en el cuidado del patrimonio como guías y así difunden el conocimiento del lugar. He encontrado gente muy comprometida y ello es un proceso muy óptimo. Los pobladores conocen y quieren su huaca y ello permite también un desarrollo económico alrededor de los sitios arqueológicos. 
 

La participación de los pobladores fue crucial en esta obra…
Sí, claro. Me he sentido muy acogida. Esto es lo ideal. La comunidad produjo todo. Conocen muy bien su iconografía y el patrimonio que tienen. Me sorprendió no solo el conocimiento de su cultura sino la participación de los pobladores en el proceso de montaje y producción. Me dieron a conocer sus prácticas ancestrales. Mi rol era que brotara de ellos ese conocimiento e incorporarlo a la obra. 

¿Cómo fue el proceso? 
Cuando llegué a Huaycán sentí algo muy especial. Cuando fuimos a la zona ornamentada y vi los trece círculos inmediatamente los asocie a las trece lunas llenas del año. También hay símbolos de fertilidad y del mar. Acá se puede observar cómo los Incas mantuvieron y asimilaron los símbolos Ychsma. 
 

¿Cómo se refleja esto en la obra?
En esta ruta existen Pachacamac y Pariacaca y hay una continuidad de deidades que han sido parte del tiempo y que aún se conservan. Así como también se conserva el poder femenino en las deidades desde los Ychsma a los Incas. Lo que me interesa es como representar a esta cultura tan grande del valle de Lurín, representar su fuerza, su poder. El encuentro entre ambas culturas es lo que me cautivó.  La obra “Hijos del Sol, Hijas de la Luna” se basa en una bienvenida y acuerdo entre pueblos. En el momento en que los Incas son recibidos por los Ychsma mediante rituales al oráculo mayor de Pachacamac. Acá aparecen también las ñustas que son las que hacían las danzas. Para Huaycán nocturno se usó tres espacios de la huaca por donde el público se movía y hacían el recorrido. Fue una buena experiencia tanto para nosotros y como para el público.

¿Cómo sientes que fue la interacción con los pobladores? ¿Cómo viven el Qhapaq Ñan? 
Ellos realmente sienten la historia. El proceso más bonito e intenso de este tipo de obra a diferencia de otras, es que en este caso el poblador es parte de eso ya que al representarlo está viviendo parte de la historia del Perú. A pesar de que no se puede recrear exactamente como pudo haber sido se recurre a diferentes fuentes tantos históricas como arqueológicas. Si viven el lugar y ven los rituales y lo que representaban se convierte en algo hermoso en muchas dimensiones. Realmente fue mágico. En momentos como ese se vive el Qhapaq Ñan de una manera especial. Esto va a servir para darle valor a la huaca.

Esto ayuda a su identidad y a la apropiación… 
Es importante utilizar diferentes herramientas para defender nuestro patrimonio y valorarlo. Que se entienda la riqueza que tiene. Nosotros tenemos que ver la riqueza que hay detrás, a través del turismo y que nos de valor. Eso tiene que empezar por los niños y por las comunidades cercanas a las huacas. Ellos deben integrarse con educación. En el caso de Huaycán se integran las sabidurías con los pobladores y la comunidad aledaña. Está en nuestros genes, una vez que se despierta esta inquietud se generan cosas increíbles. Es muy poderoso y ello genera mayor abundancia. 

 

Martes, Marzo 27, 2018 - 16:30