El viceministro de Interculturalidad del Ministerio de Cultura, Ivan Lanegra Quispe, llegó hasta Los Uros para hacer entrega oficial de la Resolución que declara Patrimonio Cultural de la Nación “a los conocimientos y prácticas ancestrales del manejo de la totora”, desarrollados por los pobladores originarios de esta isla flotante sobre el lago Titicaca en la región Puno.
La Resolución Viceministerial N° 005-2013-VMPCIC-MC, refiere que estos elementos del patrimonio cultural inmaterial demuestran la capacidad creativa de esta población para su adaptación al hábitat mediante soluciones originales, constituyendo una expresión de la identidad cultural de los Uro, quienes utilizan la totora para construir grandes balsas y embarcaciones de pesca y transporte.
Una característica singular de estos pobladores, es que habitan en enormes balsas hechas de totora (del quechua tutura), planta perenne común en esteros y pantanos de América con tallos que miden entre uno y tres metros de largo. Estas balsas habitadas son denominadas “islas flotantes” y están ubicadas cerca de la ciudad de Puno.
La totora constituye un recurso renovable que crece en forma natural en aguas poco profundas del Lago Titicaca y en áreas húmedas aledañas a los principales ríos afluentes y lagunas, formando un ecosistema de vida silvestre de flora y fauna.
Las balsas sobre las que viven los Uro son construidas sobre bloques de raíces de las totoras, que al entrar en descomposición producen gases que al quedar atrapados en la maraña de raíces ayudan a la flotación.
Las “islas flotantes” construidas, son ancladas por medio de palos que atraviezan el piso de la balsa y están clavados en el fondo del lago. Por encima de estos bloques de raíces se colocan sucesivas camadas de totora seca, sobre las cuales los Uro construyen sus habitaciones con el mismo material.
Durante el proceso de construcción, los uros emplean herramientas ancestrales como el kajllo, utilizado para el corte de totora en zonas poco profundas y la quiñina, para el corte y extracción de tallos en lugares más profundos.
La construcción de naves lacustres es un arte que se ha transmitido de generación en generación, ya que posibilita la actividad de la pesca, caza, recolección de huevos de aves, y además, se usan como medio de transporte.
La técnica ancestral del tejido de la totora es un aporte a la conservación del ecosistema, ya que las naves no contaminan el lago y contribuye a la renovación permanente de esta materia prima.